Vistas de página en total

domingo, 8 de octubre de 2017

La guerra del odio


"La guerra del odio"
 

“Y digo que el que se presta para ser hombre veneno, es doble tonto y no quiero ser bailarín de su fiesta.”

 

Están a un clic de ganar la guerra, pero aún no se ha librado la última batalla y un grupo de resistentes intentamos poner un poco de cordura o tal vez locura, y dar la vuelta a la contienda.

 

Intentaré explicarme y que se me entienda:

 

Cuando hablo de guerra, me refiero al odio que han conseguido generar entre unos y otros, ¿que como lo han hecho? Pues… con verdades, verdades a medias, mentiras y medias mentiras.

 Casi han conseguido, que nos posicionemos en un bando u otro (los dos generadores de rencor) apelando a los instintos más primitivos,  a esa pertenencia a un grupo que supuestamente nos protege de las alimañas depredadoras que hay en el bando contrario

.Aquí toca meter un refrán, de los que soy gran aficionada: “A río revuelto ganancia de pescadores”

 Por supuesto que “los otros” son de una “raza inferior” hablan una lengua menos buena que la nuestra, su bandera no es la autentica y además es más fea y la tienen más pequeña… y creen en un Dios que no es el verdadero.

Ese mismo discurso ha sido el generador de las guerras que durante siglos han devastado a nuestra especie (la humana).  
Pero es que no nos damos cuenta que somos marionetas (no tengo nada en contra de la marionetas siempre que estas sean de madera) que mueven a su gusto los señores del odio.

Vamos a dejarnos de tonterías,” los otros” nacen como nosotros, se reproducen como nosotros y mueren como nosotros.

Los unos y los otros tenemos derecho, a que nos dejen en paz, a que dejen de meter cizaña, a que nuestras madres nos acunen y canten nanas en el idioma que quieran, y que nuestra bandera, sea la bandera del amor  y no la del odio.

 

viernes, 9 de junio de 2017

Acuérdate


Acuérdate, tu que aún puedes.

 

 

Cuando leas esto, yo no me acordaré que lo he escrito y por lo tanto, poco  importará como me trates.

 Estaré sumergida en la desmemoria, el ayer, hoy y mañana tampoco existirá para mí.

Solo habrá ese  instante en el que me  regañes a saber.  Me meado encima,  he manchado el vestido con la sopa, - servidumbres que pago y no con gusto- por no haber muerto joven y vivir mucho.

 Acaso por el  interrogatorio, repetitivo, interminable y diario al que te someto, en el que poco o nada me importan las respuestas, solo las preguntas,- que le voy hacer, - mi cabeza no da para más.

 Por eso, cuando  te enerves por mi fuga,  siguiendo el impulso de la joven rebelde que fui, porque si, yo también fui joven e incluso niña, sino como iba saber poner, esos “pucheros” cuando me regañas,  sino lo hubiera aprendido en la infancia más remota. Si, yo tuve la piel fresca y  tersa y también llevo besos en la piel, quizás hasta alguno tuyo.

¡Ay! si yo supiera contarte… que tuve una mirada limpia y clara, pero se me fue enturbiando de ver tanto fango, el mismo que ahora ve ese espectador  que contempla la escena que estamos montando  a sabiendas de que la vida es una película en espiral y que mañana otros serán los protagonistas, pero el final el mismo.

Por eso te pido, que ya que no podemos cambiar el desenlace, al menos pasemos de la tragedia a la comedía o al menos convirtamos nuestros actos en tragicómicos

 

Y no por mi, que ya no me acuerdo de nada, sino por los espectadores a los que la mirada se les esta enturbiando.