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viernes, 9 de junio de 2017

Acuérdate


Acuérdate, tu que aún puedes.

 

 

Cuando leas esto, yo no me acordaré que lo he escrito y por lo tanto, poco  importará como me trates.

 Estaré sumergida en la desmemoria, el ayer, hoy y mañana tampoco existirá para mí.

Solo habrá ese  instante en el que me  regañes a saber.  Me meado encima,  he manchado el vestido con la sopa, - servidumbres que pago y no con gusto- por no haber muerto joven y vivir mucho.

 Acaso por el  interrogatorio, repetitivo, interminable y diario al que te someto, en el que poco o nada me importan las respuestas, solo las preguntas,- que le voy hacer, - mi cabeza no da para más.

 Por eso, cuando  te enerves por mi fuga,  siguiendo el impulso de la joven rebelde que fui, porque si, yo también fui joven e incluso niña, sino como iba saber poner, esos “pucheros” cuando me regañas,  sino lo hubiera aprendido en la infancia más remota. Si, yo tuve la piel fresca y  tersa y también llevo besos en la piel, quizás hasta alguno tuyo.

¡Ay! si yo supiera contarte… que tuve una mirada limpia y clara, pero se me fue enturbiando de ver tanto fango, el mismo que ahora ve ese espectador  que contempla la escena que estamos montando  a sabiendas de que la vida es una película en espiral y que mañana otros serán los protagonistas, pero el final el mismo.

Por eso te pido, que ya que no podemos cambiar el desenlace, al menos pasemos de la tragedia a la comedía o al menos convirtamos nuestros actos en tragicómicos

 

Y no por mi, que ya no me acuerdo de nada, sino por los espectadores a los que la mirada se les esta enturbiando.