No hay nada mejor cuando estas enfermo, que
meterte en la cama, a cualquier hora del día, con la única compañía de las cosas,
-se agradece que haya alguien alrededor para que te prepare y acerque o retire, depende de las necesidades
de cada momento, esa infusión que te
alivie o esa bacinilla para que también
te alivies- pero cuando estas enfermo en la cama un único ocupante es lo ideal.*
La
ventaja de estar enfermo es que no te sientes culpable por acostarte a deshoras
y a solas, uno o varios libros, y ¡ale! a
disfrutar. Que suena el pitido de los whasp, estoy enfermo y no voy a leerlos,
por lo tanto no contesto. Que oyes los pasos del “cuidador” te haces la
dormida, y entre sueños fingidos,
escuchas: pobrecilla que descanse. Eso sí, en cuanto oyes el cierre de la
puerta, te vuelves a enganchar al libro. Que te quedas traspuesta, no pasa nada-
estas enferma- y te viene bien descansar. Que te despiertas y son las ocho de
la tarde, no conviene que te levantes, aún no estás bien del todo, hala a seguir
leyendo.
Ayer me comí la última lata de sardinas que
quedaba en mi despensa y no me sentó muy bien que digamos, pero el mes que
viene compro por lo menos otra.
* Cuando no estas enfermo, meterte en la cama con persona o personas a horas o deshoras, es de lo más saludable.