Vistas de página en total

51,714

viernes, 23 de mayo de 2025

Como piojos en costura


            La situación es tan disparatada como esta foto.


     La decana tiene 95 años, cuando el curso pasado se rompió la cadera, aunque no lo verbalicé, pensé que no volvería a asistir a los cursos de natación. En octubre me sorprendí gratamente cuando la vi aparecer con la misma muleta y el mismo andar lento y constante de antes de la rotura.  La decana aparca (aparcaba)su muleta bajo uno de los bancos y se mueve (se movía) como pez en el agua, por el vestuario y en la sala de los vasos de la piscina. -reconocer que la frase hecha es muy adecuada para el lugar donde nos encontramos.  La decana no necesita (no necesitaba) ayuda, ni  para abrocharse el sujetador, ni para calzarse, ni para nada,  con un trocito de banco para sentarse se apañaba divinamente.  

 Ahora toca hablar de alguna de mis otras compañeras de vestuario, por supuesto que todas tenemos menos edad que” la  decana” pero...

Esta la “ tatuada” luce un hermoso tatu que va desde debajo de la axila derecha, con unos bonitos puntos colchoneros simulando una vainica doble, donde tenía la mama,  hasta la mama izquierda. La “tatuada” necesita ayuda para abrocharse el sujetador y para colocarse la camiseta por la espalda, ya que la movilidad en el brazo derecho la tiene regular.

Esta “ La tabla rasa” no tiene un ápice de grasa en el abdomen, derivado de los muchos años de trabajo como limpiadora, a cambio tiene las manos totalmente agarrotadas como garfios por la artrosis, y necesita ayuda para atarse los cordones y todo lo que requiera manualidad “fina”.

Podría enumerar  a varias más de mis compañeras de vestuario, ya que todas tenemos “ lo nuestro” pero este post sería demasiado largo, así que voy al grano.

El ambiente que hay ( que había) hasta octubre del año pasado  en el vestuario femenino  es buenísimo, ayuda mutua, complicidad y risas, muchas risas sobre todo de nosotras mismas y de nuestras carencias.

En el comienzo de curso suprimieron horas de natación, y como hubo protestas, - las mujeres es que protestamos por todo-  los “cerebritos” de la ciudad deportiva del Ayuntamiento de Alcalá de Henares no dejaron a nadie fuera, pero juntaron grupos, donde había diez personas ahora hay veinte.

Conclusión: ahora no hay bancos suficientes para poder calzarte y vestirte con cierta tranquilidad. Vamos que estamos como piojos en costura.  Las taquillas las tenemos que compartir, y con el nerviosismo de quedarnos sin ella, se ha da el caso de poner el candado en una  taquilla que no es la nuestra, marcharnos a casa  tranquilamente y dejar a la compañera en bolas, con sus ropa, teléfono y llaves de casa dentro de la taquilla bien  cerradita.

De como se abrio la taquilla, ya contaré en otro post.
En noviembre de 2024 presenté un escrito de queja en la ciudad deportiva municipal de Alcalá de Henares( me consta que hubo más escritos presentados) del que no he tenido, ni han tenido ni respuesta ni solución. 
Recuerdo a quién corresponda, que todas nosotras estamos curtidas por  mil batallas, nuestras cicatrices así lo atestiguan, así que como dice una de las nuestras "las buenas van al cielo" las malas vamos a todas partes" .  Cierro este post con una frase de una gran actriz:
Por las buenas soy muy buena, por las malas, soy mejor.
¡Cuidarnos! que sino,  tendreís que cuidaros de nosotras.





miércoles, 7 de mayo de 2025

¡ Cómo están las cabezas!

 

-          Cerveza s/a

-          Vino

-          Leche

-          Naranjas

-          Ensalada

-          Agua con gas

-          Pan

Después de la experiencia del día sin luz (y tras una conversación con mi hermana  y que   me recriminará que ya no escribía) me reafirmé en mi actitud y costumbres viejunas.

 Vayamos por partes y pongamos un poco de cordura y sentido a esta entrada.

Cuando nos quedamos sin electricidad, la verdad es que yo estaba de lo más tranquila. Mi cocina al igual que el calentador de agua ( ahora lo llaman caldera) funciona con gas butano, mi  única preocupación fue  comunicar  a  mis vecinos que si lo necesitaban podían hacer uso tanto de la cocina como del calentador, para que  a la vez  se dieran cuenta de lo afortunados que son al tenerme como vecina.

En las horas posteriores a que se fuera la luz, me congratule de que mi dependencia de las nuevas tecnologías no fuera tanta como yo temía, y que podía prescindir de ellas durante mucho tiempo. Aquí va una foto de mi kit de supervivencia.



Durante los días posteriores he intentado continuar con mis costumbres “viejunas”, es decir: leer con lápiz, papel y diccionario al lado para ir anotando las palabras que desconozco, y luego buscarlas en el diccionario todas de un tirón, así como ir haciendo la lista de la compra. Hasta aquí todo bien, e incluso yo me hubiera atrevido a recomendar mi “método” como una rutina infalible, para una supervivencia  saludable sin necesidad de tanta tecnología y electricidad.


Ayer en la tienda, me di cuenta que mi “método” es claramente mejorable, cuando la dependienta me pregunto qué era lo que no encontraba de la lista que llevaba en la mano.

-          Alfalce

-          Picarazas

-          Gandaya

-          Orache

-          Fardacho

-          Esmoscado