En esta foto en uno de mis paseos por el rio, no me pregunte nada, ni busque, simplemente me llamo la atención e hice la foto.
En esta foto en uno de mis paseos por el rio, no me pregunte nada, ni busque, simplemente me llamo la atención e hice la foto.
Cuando me acerqué a hacer la foto, uno de los chicos que estaba saciando su sed con uno de los adornos del arbol me dijo: si, haz la foto, ya que el ayuntamiento no se acuerda de nosotros, por lo menos que te acuerdes tu.
En cualquier caso y en todas las circunstancias os deseo:
Una feliz navidad.
¿Realidad? ¿Ficción?
Juzguen ustedes mismos.
Me despierto temprano- aún no
había amanecido- y me encierro en la cocina a trajinar un poco. Sé que es una
guarrería cocinar en camisón, pero si me paro a ponerme el traje de faena sé que
haré pereza y al final tendré que tirar la verduras y hortalizas que llevan más
de una semana en la nevera y están pidiendo a gritos que las saque de ahí. Como
decía: estaba cocinando en paños menores
y pensé que cuando terminará de faenar en la cocina yo me quedaría fría y el
resto de la casa también, con lo que en un alarde de generosidad y derroche
para mí misma, encendí, el radiador del salón y el de una habitación. ¡Basta
ya de miserias! un capricho
de vez en cuando me lo puedo permitir.
El pisto estaba casi listo y el
día también, - ya había amanecido- cuando se apagó la luz, me asome al patio de
luces y comprobé que la única vivienda que no tenía luz era la mía. En un primer
momento pensé que se había fundido la bombilla de la cocina, para más tarde
comprobar que estaba sin luz en toda la casa.
No voy a decir que se fundieron los plomos,
porque ya hace tiempo sé que no van con plomos, y utilizar esa expresión es de
abuelitos. Me fui al contador( ya sé que ya no sé llama así) el automático no había
saltado-bajado, no obstante yo lo baje, desenchufe todos los radiadores y todos
los aparatos eléctricos menos el frigorífico y lo volví a subir. Nada que seguía
sin luz. Volví a comprobar que el resto del edificio tenía corriente eléctrica y
me dispuse a llamar a la compañía de la luz.
Me atendió una maquinita bastante bien lograda, su acento era de un
español de España y lo único que no me pregunto era si estaba en camisón o
vestida, para más tarde reenviarme un
mensaje con un enlace donde se me daba las instrucciones para que yo misma solucionara
el problema. La primera parte estaba clara, reiteraba los pasos que yo había
dado antes de solicitar ayuda, pero la segunda parte ( que tenías que seguir en
el caso de que la primera parte no hubiera surtido efecto) Aquí no tengo más
remedio que acordarme de los hermanos Marx la parte contratante de la primera
parte etc…
Tenías que entrar en una aplicación para rearmar tu cuadro eléctrico (palabras textuales)no fue difícil, fue
imposible. Volví a llamar, me salió el mismo paisano” un máquina” él, me hizo
las mismas preguntas – seguía sin interesarle si estaba en ropa de cama o de
calle- y reiteró el mensaje con las instrucciones para rearmar el cuadro eléctrico.
No sé dónde leí en letra microscópica que podía solicitar hablar con un agente,
así que me dispuse hacer mi tercera llamada, el problema estaba donde encajar
la frase “quiero hablar con un agente”, yo por si acaso a la primera pregunta
en cuanto descolgaron el teléfono la dije y … ¡Aleluya! Me contesto una mujer
con acento hispanoamericano, de lo más amable, Yo temía que se me españolizase
y repitiera el cuestionario le dije de corrido:
Mire es la tercera vez que llamo, soy una persona mayor( 66 años) se ha
ido la luz me han mandado una instrucciones para que haga con el móvil que soy incapaz de seguir( soy una persona
mayor) así que por favor mándame a alguien que me soluciones el problema. Pues
dicho y hecho hora y media después llamaba al portero automático un hombre y
solucionaba el problema.
Problema que era que me había pasado de la potencia contratada.
Si es
que a ciertas edades caprichitos y derroches los justos.
Me eché a la
calle, rehuyendo los contenedores de basura, los arrabales y cualquier espacio
que pudiera propiciar encontrarme con alguno de los disparates habituales que
suelen salirme al paso. Como precaución adicional metí el teléfono al fondo de
la mochila para no ceder a la tentación de… Para mostraros que mi propósito de
enmienda iba en serio, incluso metí en el bolso un libro, más adelante
explicaré esto, ¡que leches! lo explico ahora: Soy incapaz de montar en ningún
medio de transporte, sea por tierra, mar o aire sin algo para leer, me sucede lo
mismo cuando me acuesto, es como si montara desnuda o si me acostara vestida,
según el caso, decía que llevaba el libro por si el impulso de tomar una foto
se hacía irrefrenable, tomaría el medio de transporte más cercano.
Una de las ventajas de ser mayor es esa
tarjeta de transporte gratuito que aparte de ahorrarnos un dinerito, nos libra
de la tarea engorrosa, muy engorrosa de adquirir un “título” de transporte esporádico
e individual. Las máquinas para comprar billetes son complicadas, muy
complicadas, si antes no has perdido
– el tren o metro- además de media hora
entender que requisitos te piden además de dinero, en cuanto a las taquillas
con “personas humanas” en el caso de que estén abiertas son escasas y por lo
tanto lentas, - si no fuera por no tener ya la agilidad y celeridad suficiente para saltar
el torniquete y esquivar al guardia jurado dispuesto hacerte un “placaje”, y que por
ende llevo mi tarjeta de viaje, más de
una vez me hubiera colado-. Hablo de la estación de Atocha (aunque pasa en muchas
otras estaciones) que no es precisamente un apeadero o una estacioncilla de cualquier
villorrio y hablo desde la propia experiencia y espera de media hora de reloj
en más de una ocasión.
¡Ale! Ya me he
ido por las ramas. Este es el inconveniente de querer escribir sin apoyarte en imágenes.
Continuo:
Tomé por la calle Cánovas del Castillo, precisamente el día del debate en las
Cortes de la investidura a la presidencia del Gobierno y me dije: no vayas por
ahí Pura que te metes en un jardín, así que cambié de rumbo y en ese preciso
instante se me cruzo un ratoncillo cojo y no sé si fue por el tamaño del roedor
o por la cojera, no solo, no me dio ni miedo ni asco, que es lo que me suele
dar, sino que sentí cierta ternura por el animalito, porque inmediatamente
pensé que debía ser familiar muy cercano de Firmin* y por lo tanto muy cercano
a mí, lo que no sé si por lo de “alimaña urbana” o por lo de bibliófaga.
Subí al
primer autobús que paso por mi lado, saqué mi abono transporte a la vez que mi
libro y continuará o no.
* Libro de Sam Savage.
Ayer fui a recoger a la biblioteca el libro del Club de Lectura de este mes, ya que bajaba a la calle aproveche para tirar la basura y me encontre junto a los contenedores con la siguientes estampas:
Una vez en la biblioteca, despúes de un rato de charla sobre el libro que nos toca este mes, resulta que es sobre pintura y saque a colación los cuadros que me habia encontrado en la calle, dos de los bibliotecarios me animaron a que los recogiera que a ellos les interesaría, al final convencimos a X para que nos llevara a recogerlos en su coche, no me enrollo más, X no fue capaz de encontrar su coche y a estas horas yo todavía no sé si es que se lo han robado, si no se acuerda donde lo aparco exactamente o que es lo que ha sucedido.
Si os fijais en esta última foto, en el rompecabezas del "Jardin de las Delicias" aparecen unos coches.
Os aseguro que la foto no esta manipulada y que fue hecha antes de ir a la biblioteca.
Mi sobrina me pide un escrito para
echarse entre pecho y espalda ahora que está de vacaciones y lo único que hace
es leer. Como me gusta que me coman la oreja, le pregunto que si algo escrito
por mí, a lo que ella me responde: por supuesto, ya sabes que me gusta mucho tu
estilo, y bla,bla,bla.( Esta se piensa que va a heredar algo de mi) y lo único
que pensaba dejarle era un mundo un poquito mejor y más justo en el que nací y
ni eso voy a poder dejarle.
Así que voy al lio. La cosa esta
complicada por varias razones.
La primera, estoy leyendo “Queridos niños” de David Trueba y a poco
que hable de la campaña electoral va a parecer que intento plagiar, ya que el
libro precisamente va de la campaña electoral de una candidata a la presidencia
del gobierno.
La segunda es que no quiero “significarme”
demasiado en cuanto a mi ideología, teniendo en cuenta que: soy mujer, soy pobre,
soy mayor, tengo ciertas inquietudes culturales, me preocupa y sobretodo me
duele como está el planeta, me violenta sobremanera los ataque verbales y
físicos a las personas que tienen otra forma de amar distintas a las mías. Todo
este rollo tiene que ver con los resultados de las últimas elecciones
municipales y autonómicas y como se está actuando en determinados lugares de
cuyo nombre no quiero acordarme.
Vamos que tengo miedo a lo que pueda
suceder a partir del día 24 si las urnas y el sentido común no lo remedía. No
vamos a poder abrir la boca, a no ser que tengamos pasta, y la abramos para insultar,
negar derechos a los distintos a nosotros y sobre todo a los más
desfavorecidos.
Me temo que la conversación que hoy
he tenido con la cartera no sé si podré repetirla en el futuro. Le preguntaba
si les iban a pagar más por todo el trabajo extra que están teniendo, a lo que
me ha contestado que sí. A la pregunta de qué partido era el sobre que acaba de
sacar de mi buzón, me ha respondido, X. Me ha salido del alma un ¡QUE ASCO! Mientras
los rompía con una agresividad que hasta yo misma me he asustado.
Para terminar, que no pretendan
hacernos la cama, porque es muy probable que acabemos como los colchones que
acabo de fotografiar.
No había salido de casa en todo el día, quizás todavía tratando de digerir en que mundo vivo, y porque no decirlo, temiendo encontrar algún disparate.
Un mundo en el que cinco o seis personas pagan lo que para muchos es una autentica fortuna por un viaje de "placer" que les cuesta la vida. Un mundo en el que al menos tres países se implican y ponen todo lo necesario para intentar salvarles la vida, y nos "bombardean" cada minuto de como se están llevando a cabo dichas tareas.
Un mundo en el que pocos días antes se hunde un barco con al menos 700 personas, no sé sabe exactamente el número de fallecidos, ni lo que pagarón por la travesía, ni de dónde venían, ni a dónde pretendían llegar y si algún país se ha "mojado" intentando salvarles la vida, o al menos nos han informado al resto de congéneres, que ha sucedido.
Asi fue que cuando baje a tirar la basura, me encontré con la almohada, tiré la basura, hice la foto, y no me hice más preguntas.
Hoy regresaba a mi casa de dicho paseo y como he dicho más arriba con un recorrido y horario modificado, cuando a lo lejos por el centro de la calle he visto una masa verde en movimiento, he parado y enfocado lo mejor que he podido al enser o ser en cuestión, a la vez que pensaba, ¡ya esta! no son ellos, soy yo.
Aquí las fotos. Cada cual las interprete como buenamente pueda o quiera.
Hoy, mientras
terminaba de subir el café en la cafetera, no del bar de la esquina, he
encendido el televisor. Con un ojo en la cocina, una oreja en el salón, un pie
todavía en la cama, parte de la vejiga en el cuarto de baño… con esto quiero
decir que tenía mis extremidades y sentidos o sinsentidos, vaya usted a saberlo
que me estaba pasando, diseminados y esparcidos sin orden ni concierto por toda
la casa. Acabo de hacer un Juan José Millás en toda regla. He oído la siguiente
noticia
Joe Biden en un encuentro con periodistas, bromea sobre Sudán.*
¡Joder, joder, estos yanquis no tienen límites, hay cosas con las que no se puede bromear, me decía a mí misma, mientras sentada en el sofá iba recogiendo, recomponiendo, encajando, organizando y asimilando las extremidades y las noticias.
En cuanto me he aclarado un
poquito de que iba la cuestión. La mano
bien ajustada a la muñeca, lo que no sé
si bien sincronizada y coordinada convenientemente con
la cabeza, y con la sonrisa bien dibujada en la cara, no he querido dejar pasar
la ocasión y me he puesto a escribir, no tengo yo las entendederas, como para
desaprovechar una inspiración como esta.
Centremos el tema.
Ayer: Fue una tarde literaria.
Primero con el grupo de las féminas de la familia, por guasap, como corresponde
a la época en que vivimos, intercambiamos opiniones y pareceres sobre los
libros que aprovechando el puente, estábamos leyendo. Yo que soy bastante
pedante en cuanto a libros se refiere, presumí de lo mucho que había leído y de
la ingente cantidad de libros que tengo. Si una mencionaba un autor-a yo lo
había leído y además poseo al menos un ejemplar de su obra. Interrumpí la
perorata y la lectura, para preparar una tortilla, tortilla que llevaría a la
timba.
LA TIMBA: Un
grupo reducido de amigos nos reunimos de vez en cuando y con la excusa de una
partida de cartas, nos ponemos ciegos a comer exquisiteces preparadas por cada
uno de nosotros. Nos ponemos al día de lo que estamos leyendo. Como dijo P. con muy buen criterio al
iniciar la velada: vais acabar como Don Quijote con tanta lectura. También
aprovechamos para poner a caldo- permitirme la expresión culinaria, que por
cierto, me viene a huevo, al resto de
los amigos que no participan en la timba. En fin, hablamos de lo divino y lo
humano, con humor, mucha ironía y salpicado con algún sarcasmo referidos a
alguno de los participantes en la timba, sobre todo cuando se cruzan los diálogos y la conversación
se convierte en un esperpento. Entre
que una servidora, con la edad se atranca más de la cuenta y deja la frase sin
terminar porque ha perdido el hilo de lo que quería decir. El otro que con los
años esta “teniente” y solo a oído los puntos suspensivos de la tartaja. La
otra que reclama ayuda para buscar las gafas que tiene sobre la cabeza, porque
no ve un pijo. Como digo un disparate.
Para terminar con esta crónica,
(y que ya van justo quinientas palabras). De algo me ha tenido que servir el
taller de escritura. Concluimos la velada relatando mil y una batallitas sobre
los primeros de mayo pasados y dado que solo había una persona de los
participantes en la timba que aún está en activo laboralmente, se
entiende. El resto no acudiríamos a las
manifestaciones por el día del trabajador. Aunque visto lo visto nos tendremos
que ir sumando a otras batallas más acorde con nuestra edad.
¡Viva el Primero de Mayo! ¡Viva los trabajadores!
* Joe Biden bromea sobre su edad.
¡Qué tiempos aquellos!
Si, aquellos tiempos en los que, con tal de no limpiar la casa, me plantaba ante el ordenador para escribir en el blog, con la excusa de que por el pasillo había asomado una tal musa. Dejaba la bayeta a un lado y aporreaba el ordenador como una loca no fuera a ser que la musa se marchará para nunca más volver.
Ahora sin embargo...
Resulta que: Aconsejada por mi
bibliotecaria de referencia, ella es bien conocedora de mis carencias en el
arte de la escritura, me inscribí en un taller de iniciación a la escritura,
(fíjense ustedes en el morro que tengo) unos tienen médico de referencia, otros
entrenador personal, etc. etc… Yo la más chula, bibliotecaria particular. A lo
que iba, me apunte a dicho taller, un poco confundida, un poco obligada, y otro
poco pensando, que no me iban a hacer currar mucho, que los conocimientos que
me hacen falta para escribir con un poco de solvencia, me serían transmitidos
por ciencia infusa.
¡Que equivocada estaba!
Desde el primer día cuando nos
dieron parte del material de dicho taller, me olí que había que coger pico y
pala y ponerse a currar. Intenté sin ningún éxito dejar el taller, pero no hubo
manera.
Así que cada vez que tenía que
ponerme con la tarea, me surgía o lo buscaba yo, una disculpa o un quehacer,
para hacer o no hacer, entregar o no entregar el trabajo semanal del taller.
Me vino de perlas que por esas
fechas, un amigo que vive fuera, me pidiera que le echará una ojeada y una mano con su casa de Alcalá. Durante
varias semanas, le dije y repetí que su casa estaba bastante atrasada de
limpieza y que sería necesario darle un buen repaso. Mi amigo que tiene más
vergüenza que una servidora, se abstuvo de decirme: pues anda que la tuya. Una
es vaga, pero no ciega, y veía perfectamente que, si la casa de mi amigo estaba
atrasada de limpieza, mi piso estaba muy, muy retrasado.
Cómo he explicado más arriba y
por si no ha quedado suficientemente claro lo digo ahora:
Cada vez que debía hacer “los
deberes” del taller, me ponía a limpiar la casa, (cualquier excusa es buena para dejar de hacer lo que debes). Hasta blanco españa, (como me
iba a resistir yo a meter un arcaísmo) le he dado a la junta de los baldosines.
No he
dejado la casa como el “jaspe” ni mucho menos, ni las musas han vuelto a
asomarse. Pero hoy me he levantado con agujetas por todo el cuerpo, y lo único
que puedo mover sin que me duela son los dedos de las manos, así es que
aprovechando que es el día del libro, aquí lo dejo.
La fotografía la tomé sin gafas. He optado
por no ponérmelas cuando paseo, un poco por aliviar las marcas que me deja en
la nariz y un mucho para no ver los "disparates" de lo cotidiano. Ya
lo dice el refrán " Ojos que no ven corazón que no siente" .
Me las podía haber puesto, pero un coche patrulla cercano de la
policía local y la pereza de sacarlas de la mochila reprimió el impulso de
hacer una "buena" foto. Con este dato aclaro la autoría a la vez
que disculpo la mala calidad de la misma.
Hasta el día que hice la foto no me gustaban las flores de plástico en general y en los cementerios en particular, me daban cierto, "repelús". Pero mira tú por dónde me salió la vena filosófico - ecologista y pensé: "Las personas siguen vivas mientras permanecen en el recuerdo de alguien" . ¿Cuánto tiempo tarda en " desaparecer" el plástico? Ahora va a resultar que lo que yo consideraba una "cutrez " mantiene vivo el recuerdo de nuestros seres queridos durante mucho más tiempo.
La presión de la vejiga hizo que el paseo y la reflexión filosófico- ecologista tocará a su fin y me concentrara en buscar un servicio y otras instantáneas dónde aliviar cuerpo y mente.
Una vez aliviado el cuerpo, recibi esta foto de una amiga.
Se me acumulan las imágenes! Unas me las
envían los amigos. No sé si con la intención de que escriba sobre ellas o acaso
para decirme: tú no eres la única que se topa con objetos extraños. Las otras
las veo en la televisión o en la prensa escrita.
Había escrito un largo texto, "interpretando" a la vez que interrelacionando unas imágenes con otras.
Al final solo pondré un pie de foto y cada uno que lo interprete como buena o malamente quiera.
De usar y tirar. |
Viaje para olvidar |
" Sí yo tuviera una escoba..." |
¿San Cristobal? |
¿ Abandonado? |
¿Esperando un ser humano?¿ o a un oso de peluche? |
La cosa esta que arde |
Todos los días mientras hago mi cama; con su colchón “flex”, su sabana bajera ajustable, fácilmente estirada, saco un embozo perfectamente recto con la sabana de arriba, coloco la almohada a la que no tengo siquiera que sacudir para que quede perfectamente alineada con el embozo, extiendo el edredón, y la cama queda “en perfecto estado de revista”. Esta frase tan castrense me viene al pelo para señalar que otrora, los hombres unicamente cuando estaban en el ejercito hacían la cama..Si, ya me salió la vena feminista", pero que le voy hacer, a una servidora "le han hecho tantas veces la cama" y ha hecho tantas camas, que al menor descuido y con estos calores más, rezumo feminismo por todos los poros de mi piel.
Decía al principio de este escrito: "mientras hago mi cama..., (tarea por otro lado me debe ocupar un par de minutos) Recuerdo : los colchones de borra y las almohadas del mismo material, de las sabanas de retor moreno, de las mantas y de las colchas, cuando las había, y el esfuerzo y tiempo que llevaba hacer una cama. Con lo anteriormente escrito quiero decir que valoro sobremanera todos los adelantos que nos facilitan las tareas cotidianas – hoy incluso un poco más, tengo un poquito de lumbago- y no quiero ni imaginar el suplicio que sería el golpear, dar la vuelta y ahuecar ese colchon de borra.
¿Por dónde voy a tirar ahora? Ni yo misma lo sé, o bueno si lo sé lo que no sé es como ligar estos asuntos y no quede como siempre un escrito totalmente deslavazado a la vez que caotico. ¡Venga! lo voy a intentar.
Hace unos días quedé con una amigas, las tres somos de la misma quinta( ¡vaya de nuevo un simil castrense, me lo voy a tener que hacer mirar). Celebrábamos nuestros respectivos cumpleaños y la tan ansiada jubilación. Nos estabamos poniendo al día de como nos marcha la vida, a la vez que nos sentabamos en una terraza, habiendo preguntado y pedido permiso previamente al camarero para hacerlo. La atención que nos brindo "el mesero" podríamos decir que fue un poco desganada y un mucho condescendiente. Esto dío pie a que abrieramos junto con la conversación "la caja de Pandora".
- Lo mismo son imaginaciones o percepciones mías, pero siento como en el día a día cada vez no lo ponen más díficil, tenemos que estar continuamente pendiente de que no nos la cuelen, que no nos roben para hablar claro y que se entienda, ya sea en el banco, las compañias electricas, las de telefonía, las aseguradoras y un largo etcétera. Cuando hemos aprendido a descifrar la factura de la luz,( esto solo es un ejemplo) no la cambían, y tenemos que andar buscando otra piedra "Roseta" para ver si somos capaces de descifrar el enigma. Hacen que nos sintamos tontas, torpes, si nos la cuelan es por nuestra ineptitud e incapacidad para adaptarnos a los tiempos modernos, y cuando se nos ocurre pedir explicaciones y o ayuda, de nuevo las maneras condescendientes, que te dan ganas de mandar a la mierda a mas de uno. Esto es lo que decia mi amiga.
Nosotras dos asentiamos a la vez que cambiamos de tercio y M. me pregunto porque ya no escribía, a lo que le conteste:
Estoy harta de quejarme todo el día de los "atropellos" de los que soy victima. Y por otro lado, también me da mucha pereza seguir los consejos de mis amigos que me leen: - Pura repasa lo que escribes, corrige la puntuación y faltas de ortografía, borra, no te canses de borrar, y volver a escribir.
La verdad es que estoy muy cómoda con mi colchón, volver al de borra lo veo como un atraso. Y por otro lado en la " caja de Pandora" aún queda la esperanza en forma de foto con la que me topo cada día. Me voy a dedicar a buscar "la piedra Roseta" que me ayude a entender las instantaneas con las que me encuentro a diario en mis paseos, y no intentar descifrar los enigmas de Ali Ba Ba y los cuarenta ladrones.