La cotilla del ático se traslada a la costa… con sus dos
amigas cotorras
Desde un segundo piso; la
amplia terraza da a una calle con dos direcciones, para automóviles, en frente un
edificio de varias plantas también con amplias terrazas donde los
escasos vecinos,- es otoño,-utilizan como comedor y sala de estar, lo que me
permite cotillear y maquinar historias, cuando cesa la actividad y por lo tanto mi fuente de inspiración- a pie de calle
y no hay suficiente luz para divisar la playa cercana y sus paseantes y mis dos
amigas me dan una tregua en su frenética planificación de las actividades
diarias-
Que incomprendidos somos los escritores, no
entienden que necesitamos nuestras pausas para meditar, buscar la palabra
precisa, el adjetivo no hiriente, si se callaran un ratito todo sería más fácil
y al menos me podría haber ahorrado, los dos cambios de pantalones provocadas por las meadas de la risa, provocadas
a su vez por las chorradas adolescentes, en cuerpos de la tercera edad.
Ahora que han bajado a la playa,
espero que por mucho rato, puedo por fin “explayarme” y contar …
Alrededor de las siete de la mañana pasa el
camión de la basura, me resulta cómico, ver como la operaria desciende del
vehiculo con un pequeño taburete
plegable, se sube en el, engancha el garfio de la grúa al contenedor, mientras este se iza, y vierte su
contenido en el camión, mantiene una conversación con el compañero, de la que a pesar
de intentar agudizar el oído, no capto
absolutamente nada, así no hay manera de escribir una crónica, menos mal que mientras sube de nuevo al camión
con el taburete bajo el brazo, por la esquina aparece el matrimonio con su
bebe. Él empuja el carrito con una mano
en la otra porta un maletín y colgado del
hombro la bolsa en la que imagino
lleva parte de los enseres del
niño, el resto del ajuar de la criatura, así como a la criatura misma, la
mochila de este y el bolso de la mujer los lleva ella, da gusto ver lo
sincronizados que están el matrimonio, él pliega el carrito y lo mete en el maletero del
coche, mientras ella, sienta y sujeta al niño en el asiento posterior que deduzco
será homologado…. No me da tiempo a imaginar e inmiscuirme más en la vida de
esta familia, por la otra acera, aparece la pareja con su perro, ella arreglada
como para ir a trabajar, se mete en el coche,
se despide del marido y del can, yo como mala cotilla me da que se despide con más afecto del perro que del
cónyuge.
Debería hablar de los dos jóvenes,
que irrumpieron en la calle toda
velocidad con su coche de alta gama, aparcaron, se asomaron al paseo marítimo y con la misma velocidad y
ruido se marcharon. También debería de
contar del pintor que saco toda la
herramienta del maletero de su utilitario impoluto, y sacudió las esterillas en
plena calle, para que su coche siguiera estando como la patena, pero no la
calle. O podría hablar del Señor, que viene con su bicicleta, dos veces al día,
a rebuscar en los cubos de la basura, y
afortunadamente siempre se lleva algo. Debería describir a las muchas gentes
que desfilan bajo mi terraza, pero mis amigas están a punto de
llegar, y miedo me da, las actividades
que habrán programado para esta tarde, todas llenas de risas adolescentes, pero
yo, tengo incontinencia urinaria propia de la tercera edad y si no lavo ahora los pantalones....