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viernes, 25 de octubre de 2019

La cotilla del ático se traslada a la costa...


La cotilla del ático se traslada a la costa… con sus dos amigas cotorras

 

 Desde un segundo piso;   la amplia terraza  da a una calle con dos direcciones, para  automóviles, en  frente un  edificio de varias plantas también con amplias terrazas donde los escasos vecinos,- es otoño,-utilizan como comedor y sala de estar, lo que me permite cotillear y maquinar historias, cuando cesa la actividad y por lo tanto mi fuente de inspiración- a pie de calle y no hay suficiente luz para divisar la playa cercana y sus paseantes y  mis dos amigas me dan una tregua en su frenética planificación de las actividades diarias-

Que  incomprendidos somos los escritores, no entienden que necesitamos nuestras pausas para meditar, buscar la palabra precisa, el adjetivo no hiriente, si se callaran un ratito todo sería más fácil y al menos me podría haber ahorrado, los dos cambios de pantalones  provocadas por las meadas de la risa, provocadas a su vez por las chorradas adolescentes, en cuerpos de la tercera edad.

Ahora que han bajado a la playa, espero que por mucho rato, puedo por fin   “explayarme” y contar …

 Alrededor de las siete de la mañana pasa el camión de la basura, me resulta cómico, ver como la operaria desciende del vehiculo con  un pequeño taburete plegable, se sube en el, engancha el garfio de la grúa al  contenedor, mientras este se iza, y vierte su contenido en el camión,  mantiene una conversación con el compañero,  de la que a pesar de intentar agudizar el oído,  no capto absolutamente nada, así no hay manera de escribir una crónica,  menos mal que mientras sube de nuevo al camión con el taburete bajo el brazo, por la esquina aparece el matrimonio con su bebe. Él   empuja el carrito con una mano en la otra porta un maletín y colgado del  hombro la bolsa en la que imagino  lleva  parte de los enseres del niño, el resto del ajuar de la criatura, así como a la criatura misma, la mochila de este y el bolso de la mujer los lleva ella, da gusto ver lo sincronizados que están el matrimonio, él  pliega el carrito y lo mete en el maletero del coche, mientras  ella, sienta y sujeta  al niño en el asiento posterior que deduzco será homologado…. No me da tiempo a imaginar e inmiscuirme más en la vida de esta familia, por la otra acera, aparece la pareja con su perro, ella arreglada como para ir a trabajar, se mete en el coche,  se despide del marido y del can,   yo como mala  cotilla  me da que se  despide con más afecto del perro que del cónyuge.

Debería hablar de los dos jóvenes, que irrumpieron  en la calle toda velocidad con su coche de alta gama, aparcaron, se asomaron  al paseo marítimo y con la misma velocidad y ruido se marcharon.  También debería de contar del  pintor que saco toda la herramienta del maletero de su utilitario impoluto, y sacudió las esterillas en plena calle, para que su coche siguiera estando como la patena, pero no la calle. O podría hablar del Señor, que viene con su bicicleta, dos veces al día, a rebuscar en los  cubos de la basura, y afortunadamente siempre se lleva algo. Debería describir a las muchas gentes que desfilan bajo  mi  terraza, pero mis amigas están a punto de llegar,  y miedo me da, las actividades que habrán programado para esta tarde, todas llenas de risas adolescentes, pero yo, tengo incontinencia urinaria propia de la tercera edad y si no  lavo ahora los pantalones....

martes, 15 de octubre de 2019

La fiesta nacional ¿ o la fiesta mediaval?


                                                                                                       14/10/2019
 
 
    La  panorámica desde mi atalaya  es desoladora:

 Del escenario solo quedan los restos de   una  pequeña parte del  esqueleto, bajo lo que se le parece mucho a  una gran  losa funeraria.  Tan solo hace ocho horas  esa plataforma estaba llena de música y  viva.
Mientras escribo esto, de espaldas a la huerta del obispo y en habitación lejana ( no tan lejana que mi casa es muy pequeña)  he hecho innumerables viajes a  mi dormitorio y al salón desde donde puedo  contemplar  la realidad de frente, e intentar rememorar  los “sucesos” del día doce.
Contemplo a  “mi derecha”  aun sin desmontar, las gradas  donde la plebe jaleaba” las justas “ y otros espectáculos circenses el día de la fiesta nacional. Esa misma mañana,  mi cabeza  cual  espectadora de partido de tenis,  giraba de la pantalla del televisor  donde transmitían el desfile militar, a la feria medieval. Es muy posible que con ese vaivén de la testa y con los dedos tapándome la nariz,( no tengo más remedio que señalar aquí, el hedor nauseabundo que desprende el vertedero,) el cerebro no tuviera el suficiente riego, como para pensar con sensatez,  pero a mi los dos espectáculos, me parecían fuera de tiempo, obsoletos,  cuando no ridículos, - repito que es muy posible que no me llegará suficiente oxigeno a la cabeza-. Es más,  creo que en algún momento debí de quedarme traspuesta o sufrir un vahído ya que   la feria Cervantina se transformo  en una hermosa estampa navideña, con sus camellos,  puestos  de mercadería, y toda la parafernalia propia de la Navidad, Me saco del sueño o lo que fuera que me sucediera en ese momento, el tañido de las campanas – que yo atribuí bucólicamente a la chiquillería pidiendo el aguinaldo. 

No tengo ni idea de como seguir, como ligar los dos sucesos acontecidos esa misma jornada, los dos producidos por una racha de viento, los dos como protagonistas necesarios  las  fuentes de iluminación, los dos vistos por mi aunque desde diferentes pantallas, los dos con victimas actuales, ( Espero  que los accidentados se recuperen pronto),

Pero  a mi me sigue pareciendo desolador el escenario, caducos los  espectáculos…

Solo se salva de mi maledicencia “El Belén”  y  los actores,  ellos no son culpables de tener que actuar en un escenario de otros tiempos.
 

 
* Esto va dedicado a los compañeros de inglés del año pasado que en unos días me despediré de ellos.