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lunes, 26 de agosto de 2019

De la luna de Valencia a los cerros de Úbeda


Este verano estuve en Italia con grupo de amigos, con los que ya he hecho viajes lejanos y legendarios*, de todas y cada una de  estás “aventuras” paríamos unas crónicas, con las que mas tarde, fustigamos a  familiares y amigos. Nuestras primeras “aventuras” fueron manuscritas, posteriormente se pasaron a ordenador, más tarde se escribieron directamente en una tablet ( otro extranjerismo) acabaremos haciéndolo por WatsApp  (un anglicismo mas.) Este preámbulo viene a cuento porque estaba escribiendo “mi versión” de este viaje,  cuando un compañero de clase de inglés me comentó- después de comprobar- que había reanudado mi habito de mandar guasap al grupo metiéndome con todos y cada uno de mis compañeros con ese humor irónico, para mi, sarcástico para con  ellos, que tenía un poco abandonado el blog. Una manera inteligente (fue el que mejor nota saco de toda la clase) de desviar mi atención del grupo y a la vez que los dejara en paz. La verdad es que estaba atascada,  no hacia más que dar  vueltas en redondo  al tema de las tecnologías y las aplicaciones, e incluso había dejado a un lado mi cuaderno con las notas del viaje,  para no dejaros con más intriga, adelanto que estoy bastante “quemada con el tema” ( no tanto como el Amazonas)  pero me cuesta lo suyo respirar. Si bien es  cierto  que  las aplicaciones, las internetes y otras  zarandajas facilita muchas gestiones, pero no  se me puede negar, que limita mucho, “ el sentir”. El  acceso a todo tipo de información instantánea y no siempre veraz, aunque lo creamos a pies juntillas, nos tiene subyugados,  bien ataditos en el yugo de la p… pantalla) tenemos cualquier curiosidad y siempre hay  a mano a alguien que a la vez tiene a mano, “su aparato” para demostrarnos que es el que lo tiene más grande y es él  más rápido (  me gusta  llamarlo “eyaculador precoz” )  usando como es habitual en mi, una expresión lo más soez posible para que se le preste la máxima atención.

¿Dónde ha quedado? El cortejo, - buscar la enciclopedia, -no me estoy refiriendo a la Wikipedia- los preliminares -¿en que tomo buscar? y que  una cosa te lleve a la otra…detenerte, mirar a los ojos a tu interlocutor, y comprobar como en sus ojos prende  la misma pasión que en los tuyos; recordando  terrenos ya  hollados y- o descubriendo  territorios inexplorados, y perderme…Así que con esas ganas de perderme y perderos ahí esa vena poética  festiva que me sale de vez en cuando…

 ¡ Que ganas tengo de echarme a perder!  y  que” nada “ni nadie me encuentre y tropezar , tropezarme contigo, porque tu estés mirando a las nubes y yo esté mirando a la luna ( aunque sea de Valencia) y no a la pantalla y no me mandes la ubicación porque sé que estas en las nubes, y  como yo  estoy en la luna,  ambos no tenemos cobertura,  o acaso tenemos la mejor cobertura,  y no me mandes simbolitos, susúrrame  palabras al oído, pero las de verdad, las que no solo se oyen sino que además se escuchan, o grítamelas ya que tu estás en las nubes y yo estoy en la luna,(aunque  sea de Valencia) y estamos tan lejos… o  quizás tan cerca, mejor susúrramelas,  y no te vayas por los cerros, ( aunque sean de  Úbeda) y  rózame la piel, para que compruebe, que además de oídos, y ojos  tengo piel…   sin  necesidad de que un  “aparato por muy grande y rápido que este sea, me lo diga y me  marque lo ya vivido*. 
 
*Santos no somos, pero me vale como definición de libro de leyendas.
*Pavor me da comprobar que  de los  últimos viajes, saben donde estuvimos,  que compramos, donde pernoctamos, donde comimos e incluso donde descomimos.