“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira todo es según el
color del cristal con que se mira”-
Estrenaba gafas, tiempo libre, teléfono
desconectado, la mitad del vecindario de vacaciones, con lo que eso supone de
tranquilidad.
La situación idónea y actitud
optimista para escribir largo y tendido sobre LA EMPATIA, hacía tiempo que
deseaba explicar las ventajas de ejercitar algo para mi tan saludable.
Creedme que
puse todo lo que estaba en mi mano para que todo el que leyera esta
entrada se atreviera en el caso de que no lo hubiera practicado antes, a
probarlo y los que ya lo conocían a
repetirlo de vez en cuando.
Estaba maravillada de lo bien que
veía con los nuevos espejuelos – meto el americanismo para que creáis que tengo
un vocabulario más amplio del que en realidad tengo.
No me faltaba ni la cerveza, así
que me dispuse a explicar en que consiste la empatía, en ese instante note que
algo se movía en mi hombro izquierdo, cuando gire la cabeza hacía ese lado, me
di cuenta que el 0bjeto Volador se había desplazado hacía mi hombro derecho. Lo tenía Identificado, no digo que no me
incomodó al principio, pero pensé que
mientras no se moviera mucho, total las moscas no pican. Estaba diciendo que se
trata de ponerse en el lugar del otro, cuando la mosca se puso a revolotear por mi oído, me autoabofetee con lo que
descabalgue la montura de la oreja, ahí tengo que reconocer que ya estaba un
poco alterada.
Respire hondo, eche un trago de cerveza y proseguí: si miramos las cosas desde otro ángulo es muy
posible que nuestra visión varíe y por lo tanto entendamos otras actitudes y
otros comportamientos.
-¡¡¡ LA P…MOSCA esta no sale viva
de la habitación, me tiene harta.
Le arre con el libro que tenía más a mano, ni
que decir tiene que paso a mejor vida.
Eliminando del libro los restos
de la mosca me encontré con este poema.
Vosotras, las familiares |
inevitables golosas, |
vosotras, moscas vulgares |
me evocáis todas las cosas. |
¡Oh, viejas moscas voraces | |
como abejas en abril, | |
viejas moscas pertinaces | |
sobre mi calva infantil! |
Moscas de todas las horas | |
de infancia y adolescencia, | |
de mi juventud dorada; | |
de esta segunda inocencia, | |
que da en no creer en nada, | |
en nada. |
¡Moscas del primer hastío | |
en el salón familiar, | |
las claras tardes de estío | |
en que yo empecé a soñar! |
Y en la aborrecida escuela | |
raudas moscas divertidas, | |
perseguidas, perseguidas | |
por amor de lo que vuela. |
Yo sé que os habéis posado | |
sobre el juguete encantado, | |
sobre el librote cerrado, | |
sobre la carta de amor, | |
sobre los párpados yertos | |
de los muertos. |
Inevitables golosas, | |
que ni labráis como abejas, | |
ni brilláis cual mariposas; | |
pequeñitas, revoltosas, | |
vosotras, amigas viejas, | |
me evocáis todas las cosas. |