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domingo, 23 de abril de 2023

¡Feliz día del libro!

 

¡Qué tiempos aquellos!

Si, aquellos tiempos en los que, con tal de no limpiar la casa, me plantaba ante el ordenador para escribir en el blog, con la excusa de que por el pasillo había asomado una tal musa. Dejaba la bayeta a un lado y aporreaba el ordenador como una loca no fuera a ser que la musa se marchará para nunca más volver.

Ahora sin embargo...

Resulta que: Aconsejada por mi bibliotecaria de referencia, ella es bien conocedora de mis carencias en el arte de la escritura, me inscribí en un taller de iniciación a la escritura, (fíjense ustedes en el morro que tengo) unos tienen médico de referencia, otros entrenador personal, etc. etc… Yo la más chula, bibliotecaria particular. A lo que iba, me apunte a dicho taller, un poco confundida, un poco obligada, y otro poco pensando, que no me iban a hacer currar mucho, que los conocimientos que me hacen falta para escribir con un poco de solvencia, me serían transmitidos por ciencia infusa.

¡Que equivocada estaba!

Desde el primer día cuando nos dieron parte del material de dicho taller, me olí que había que coger pico y pala y ponerse a currar. Intenté sin ningún éxito dejar el taller, pero no hubo manera.

Así que cada vez que tenía que ponerme con la tarea, me surgía o lo buscaba yo, una disculpa o un quehacer, para hacer o no hacer, entregar o no entregar el trabajo semanal del taller.

Me vino de perlas que por esas fechas,  un amigo que vive fuera,  me pidiera que le echará una ojeada  y una mano con su casa de Alcalá. Durante varias semanas, le dije y repetí que su casa estaba bastante atrasada de limpieza y que sería necesario darle un buen repaso. Mi amigo que tiene más vergüenza que una servidora, se abstuvo de decirme: pues anda que la tuya. Una es vaga, pero no ciega, y veía perfectamente que, si la casa de mi amigo estaba atrasada de limpieza, mi piso estaba muy, muy retrasado.

Cómo he explicado más arriba y por si no ha quedado suficientemente claro lo digo ahora:

Cada vez que debía hacer “los deberes” del taller, me ponía a limpiar la casa, (cualquier excusa es buena para dejar de hacer lo que debes).  Hasta blanco españa, (como me iba a resistir yo a meter un arcaísmo) le he dado a la junta de los baldosines.

No he dejado la casa como el “jaspe” ni mucho menos, ni las musas han vuelto a asomarse. Pero hoy me he levantado con agujetas por todo el cuerpo, y lo único que puedo mover sin que me duela son los dedos de las manos, así es que aprovechando que es el día del libro, aquí lo dejo.