14/10/2019
La panorámica desde mi atalaya es desoladora:
Del escenario solo quedan los restos de una pequeña parte del esqueleto, bajo lo que se le parece mucho a una gran losa funeraria. Tan solo hace ocho horas esa plataforma estaba llena de música y viva.
Mientras
escribo esto, de espaldas a la huerta del obispo y en habitación lejana ( no
tan lejana que mi casa es muy pequeña)
he hecho innumerables viajes a mi
dormitorio y al salón desde donde puedo
contemplar la realidad de frente,
e intentar rememorar los “sucesos” del día
doce.
Contemplo
a “mi derecha” aun sin desmontar, las gradas donde la plebe jaleaba” las justas “ y otros
espectáculos circenses el día de la fiesta nacional. Esa misma mañana, mi cabeza cual espectadora de partido de tenis, giraba de la pantalla del televisor donde transmitían el desfile militar, a la
feria medieval. Es muy posible que con ese vaivén de la testa y con los dedos tapándome
la nariz,( no tengo más remedio que señalar aquí, el hedor nauseabundo que desprende el vertedero,) el cerebro no
tuviera el suficiente riego, como para pensar con sensatez, pero a mi los dos espectáculos, me parecían
fuera de tiempo, obsoletos, cuando no ridículos,
- repito que es muy posible que no me llegará suficiente oxigeno a la cabeza-. Es
más, creo que en algún momento debí de
quedarme traspuesta o sufrir un vahído ya que la
feria Cervantina se transformo en una
hermosa estampa navideña, con sus camellos, puestos
de mercadería, y toda la parafernalia propia de la Navidad, Me saco del
sueño o lo que fuera que me sucediera en ese momento, el tañido de las campanas
– que yo atribuí bucólicamente a la chiquillería pidiendo el aguinaldo.
No
tengo ni idea de como seguir, como ligar los dos sucesos acontecidos esa misma
jornada, los dos producidos por una racha de viento, los dos como protagonistas
necesarios las fuentes de iluminación, los dos vistos por mi
aunque desde diferentes pantallas, los dos con victimas actuales, ( Espero que los
accidentados se recuperen pronto),
Pero
a mi me sigue pareciendo desolador el
escenario, caducos los espectáculos…
Solo
se salva de mi maledicencia “El Belén” y los
actores, ellos no son culpables de tener
que actuar en un escenario de otros tiempos.
* Esto va dedicado a los compañeros de inglés del año pasado que en unos días me despediré de ellos.
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