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sábado, 12 de marzo de 2011

Soy una mujer pública

Hace tiempo,mi querido y admirado Miguel,  me sugirió, que escribiera, alguna crónica cotidiana de Alcalá.
 Con personajes reales, y nombres ficticios, o lo dijo al revés, personajes ficticios con nombres reales.
Siempre desde el humor y la ironía o desde la verdad con toques de humor o dijo humo.
La verdad es que no recuerdo exactamente lo que me dijo  y lo peor de todo, es que tampoco recuerdo el sentido de lo que me pedía.
Así que aquí estoy, no sabiendo (como casi siempre)plasmar aquí lo que me sucedió ayer.
Lo cuento de una manera cronología, poniendo nombres verdaderos, o a saltos y cambiando los nombres.
Introduzco algún gazapo, o me ciño a la verdad.
Datos objetivos: tenía una cita en el hospital a las 11.00 para hacerme una ecografía.
Tome el autobús alrededor de las nueve de la mañana, para llegar lo antes posible e intentar que "me colarán" antes de la hora programada.
El hospital de Alcalá es Universitario, y esta pegado a muchas otras facultades,además de la de medicina.
El bus iba petaito de gente pacientes y familiares de pacientes que subían, e innumerables estudiantes.
 Junto a mi se sentó un estudiante de enfermería, al que más tarde se le unieron tres más, (solo iba sentado él )resto iba de pie. Tenían una clase o exposición o seminario, o algo parecido, del que se habían enterado alguno la noche anterior, y otros no se habían enterado, pero si tenían muy claro que les tocaba hablar en la primera clase.
Me sonó a excusa, del tipo, yo no sabía, yo pensaba, eso no lo hemos dao.Con el que compartia asiento era el que al menos se lo había leído y aunque se le notaba que lo llevaba con alfileres sabía de que iba el tema, y se lo fue explicando al resto de sus compañeros.
Fue una pena, que me tuviera que apear, pues casi me estaba enterando, de que iba "el seminario".
En la entrada del hospital, ya me encontré varios clientes.
- ¿Quien esta malo?
- Revisión normal
- Como se nota que no somos la Espe.
- Desde octubre que tengo la cita.
- Joder, cuatro meses esperando, para que no logren dar con el diagnostico.
Estuve apunto de decirle,ve al urorologo,seguro que te lo arregla. Lo del hombro,parece de cojones, de lo que te duele.
Esquive a algún cliente y conocido, y por fin llegue a la planta sótano.
Las 10,10 de la mañana,con la mejor de mis sonrisas, me asome a la ventanilla, mientras entregaba el manillar( perdón el volante)le dije a la chica, tengo hora a las once, pero si se me pudieran atender antes, me podría marchar al trabajo, ya que hoy tengo un día un poco complicado.
-Me devuelve la sonrisa, y no tiene ni idea de como van de tiempo.
En la sala me encuentro con dos conocidos, les pido que me guarden el abrigo, y que hagan el favor de avisarme, pues voy al baño y hacer una llamada al pasillo.
10.20 ya estoy esperando y refiriendo,de todo un poco pero fundamentalmente, de que la señora tenia hora a las nueve, y es que ha habido un trafico ( pensé los narcos han llegado hasta aquí)Es curioso el argot de algunas profesiones.
Encima el aparato se había estropeado, le atenderían en esa jornada pero no podían decirle cuando.
- José Martinéz, cabina dos. María Fernandez cabina tres. Mario Lopéz cabina uno.
La primera impresión al oír estos nombre por la megafonía, es que estaba en el aeropuerto, lo de la cabina, me descoloco,en los aviones no hay más que una cabina.
Lo que me aclaró donde estaba fue: desnudese que ahora vuelvo.
¡Estaba en un sex shop.!
Las 11,30 vuelvo a la ventanilla, hay dos personas diferentes a las que había cuando llegue, una de ellas degustando una galleta, cuando me dijo : media hora no es mucho tiempo, estuve a punto de darla otra, aunque creo que esa no la iba a gustar tanto.
Regreso a la sala de espera.
12,00 la auxiliar nombra a varias personas, entre las que no me encuentro, en ese instante le lanzo una mirada lasciva. Debió mal interpretar ( como que te follen)porque sonrojada dijo bien alto para que todo el mundo la oyera, pero dirijiendose a mi.
- Perdonen pero hemos tenido un contratiempo y vamos retrasados.
- 12.30 por fin me nombra, pide hasta la partida de nacimiento, le digo que todo lo que yo tengo se lo acabo de entregar, y el resto lo tienen ellos en su archivo.
Me hace pasar a una cabina y antes de decir que me desnude me da una sabana para cubrirme, ya tengo claro que mal interpreto mi mirada.
La doctora empieza a preguntar:
Y yo a la vez me preguntaba, interiormente (pues no me olvidaba de donde estaba), para que me habrán pedido tantas cosas, para ahora tener que repetírselo.

Maldije el tabaco, que me hizo apearme antes.
Como todo lo llevaba con alfileres, lo único que se me ocurrió decir fue: yo no sabía, yo pensaba, eso no lo he dao.

Como no tengo claro, lo que quería mi amigo Miguel.
No sé si es humo,humor, ironía, verdad, mentira o todo a la vez.


















7 comentarios:

  1. Hola Pura.El otro dia te conteste comentando tu relato sobre las compras,(el de que miedo!),pero no se que pudo pasar,sigue siendo un misterio,esto de los mensajes,internet,windous,y la mare que pario a paneque.Oye Pura,que me gusto mas el relato del miedo,tiene mas humor,y el toque final de la perdida en el laberinto,salvada por un habitante de los pasadizos,es fenomenal. Tengo in mente,hacerte unas viñetas para acompañar tus relatos,si te parece,el de las compras me ha sugerido algo.Esto mismo creo que lo voy a copiar,y lo pondre en tu blog,para darle mas vidilla.Un abrazo.

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  2. Gracias, efectivamente, esto de las internetes, son como los caminos de Dios, la hostia, para, los novicios se nos abren las puertas del convento, pero más tarde no podemos, movernos libremente en el y por supuesto tener contacto con el exterior.
    No se porque razón no salió la ventanita de los comentarios.
    En la historia del miedo, hay mucha, más realidad que ficción, y en la de mujer pública tambíen. No se quien dijo que la realidad, superaba la literatura. Creo que tenía razón.
    Las viñetas serán muy bien recibidas.No me importaria,es más me gustaría mucho que colgarás a Marí Verzas. y Si lo pusieras en una parte destacada del blog, mejor.Besos

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  3. Pura, esta crónica vale más que cien cartas al director, más que tres reclamaciones en la ventanilla de los desesperados, o de los clientes, como nos llaman ahora en el tren, en el metro y en el “seguro”, -que tiene huevos-, más que mil voces dadas a destiempo.
    Es una auténtica crónica del vivir diario, -¿o es sinvivir?-. Me ha encantado leerla. Nos introduces en el hospital ya desde el curso preparatorio del autobús y llegas a los veteranos que comen galletas con una sola mano. La atención y los clientes son la materia de sus sueños. De todo ello parece desprenderse que, como estamos mal, pues sigamos estándolo, ¡total! Así todo se explica, ni un esfuerzo más. Ni rastro de mejoría por parte de la administración autonómica, y detrás de ella, los profesionales, que pueden ser muy buenos, pero también muy malos.
    ¿Uno que encuentra? La resignación acompañada de la rutina: los retrasos, los amontonamientos de clientes, los papeleos que uno no entiende pero que se piden aunque no hagan falta porque es “lo normal”. ¡Que desidia! Y que rabia darse cuenta de que las cosas van a peor. No, a peor no, poder leerte y saber que hay gente que se sienta a escribir cosas como ésta es una suerte, y una señal de que Madrid no está perdido del todo para la humanidad, por muchas Espes y adláteres que existan con sus corbatas rosas y camisas de cuadros finos y tripas a juego. ¡Tanta cutrez que nos han tirado encima para envolvernos y no dejar movernos! ¡Cuanto aire nuevo nos hace falta!
    Sigue así Pura, no pares.
    Un beso,
    Miguel

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  4. ¡Joder Miguel! ¡Pues anda que no te pones transcendente! Bueno Pura. ¿Y cuál es el final? ¿Está embarazada o no? je, je, je....

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  5. Pues, no te sabría decir,hasta dentro de tres meses, no tengo cita con el especialista para recoger los resultados.
    Las nauseas,y el cansancio, que me persiguen durante buena parte del día, apunta a un positivo.
    Creo que no has leido," no me puedo callar".
    Besos.

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