El pan nuestro de cada día.

     Me ha vuelto a pasar...  y ahora no  pienso quedarme rumiandolo  yo sola y con el come come y la vergüenza ajena.

        Hace ya  un tiempo, fui  a cambiar la batería del coche a una de las muchas cadenas de repuestos de automóviles que proliferan en nuestro país. Me atendieron y asesoraron bastante bien entre dos de los chicos que se encontraban frente al mostrador. Uno de los chicos ( más tarde descubrí que era el encargado y de que manera lo descubrí), me dio una serie de argumentos que  hizo que me inclinara por un modelo de batería un poco más cara de entre las  dos opciones que eran validas para mi utilitario.  Cuando ya había pagado y esperaba a que me instalarán la dichosa batería, resulto que solo cabía en mi coche el modelo más económico, con lo que hubo que dar la orden al almacén para que hicieran el cambio pertinente, rehacer la factura, etc, etc,  Mientras todo esto ocurría, el encargado le dio una charla y llamo la atención al "subalterno" EN MI PRESENCIA -y por decirlo de una manera elegante-  elegancia y saber estar que le falto al "encargadillo" ( si, el diminutivo es despectivo y esta escrito con toda la intención). Decía que: le vino a culpar al chaval  de todos los males de la empresa  pasados y futuros y si tardan cinco minutos más en instalar la batería, le acusa de ser el culpable del agujero en la capa de ozono. El chico, callado y  abochornado  me miraba como diciendo, menudo pastel  te estas tragando.  Antes de despedirme estuve apunto de decirle: Me ha quedado claro que tu eres el que mandas aquí, pero aunque tu compañero hubiera cometido un error e incluso fuera un inútil, NUNCA le debes llamar la atención delante de un cliente , porque con tu actitud  solo has conseguido que  tanto él como yo pasemos un mal rato y  constatar por mi parte que a  la única persona que le viene grande el puesto es a ti. Pero no, no dije nada, me marche con un mal rollo de mucho cuidado y  con la clara intención de no volver  a pisar en la vida  dicho establecimiento.

    Hoy me ha sucedido algo parecido en un supermercado nacional, no ha sido tan hevy como  en la multinacional de repuestos de coche  pero me ha dejado el mismo mal rollo. 

    Eran las nueve de la mañana e iba un poco apurada a la vez que despistada a comprar pan y algo de bollería pues unas amigas venían a casa a tomar café. El caso es que me he metido por medio entre el carro  y la chica que estaba colocando  a ciento por hora el pan en las estanterías, cuando me he dado cuenta de mi torpeza le he pedido disculpas me he apartado y le he dicho que terminará que no me había dado cuenta. a lo que la chica me ha respondido: no sé preocupe señora, coja lo necesite que ya retiro yo el carro, como efectivamente así ha hecho. Cuando me dirigía a pagar  a la linea de caja apareció la encargada( dejando bien claro quien mandaba allí) bastante acelerada dando "ordenes" a diestro y siniestro, sin escuchar ni hacer el menor caso  a  los argumentos de las dependientas, que si me ha acaba de llegar  la mercancía, que si he estado en caja etc. etc. 

Con encargados así es posible que la productividad y los  beneficios económicos de la empresa a corto plazo aumenten, pero  que queréis que os diga. Yo durante un tiempo me voy a abstener de malos rollos y voy a dejar de ir a establecimientos donde haya "negreros",