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martes, 23 de febrero de 2021

Como yo lo recuerdo

 

 Como yo  lo recuerdo…

            De regreso a casa después del trabajo y antes subir a casa, aprovecho  para hacer la compra en la tienda de ultramarinos<  lo que ahora se conoce como tienda de barrio> en la misma calle en la que vivo. Me atiende Lorenzo que ahora es el dueño. Lorenzo  debe de tener  seis o siete años más que yo, hago  ese cálculo porque es amigo de un hermano mío  que me lleva esa edad. Lorenzo entró  de aprendiz en esa misma tienda cuando era un niño y a la que yo solía ir  a comprar,( muchas de las veces de “fiao”) mandada por mi madre, cuando era más  niña aún que él: Su  familia es  más numerosa que la mía, son doce o trece hermanos. Cuento todo esto para que se entienda el grado de  confianza y complicidad que había esa tarde en la tienda, ya que nos conocemos de toda la vida. La radio estaba encendida y mientras él  preparaba el  “arreglo” para cocido que  yo le había pedido, escuchábamos  ambos el  debate de investidura que se estaba transmitiendo desde el  Congreso. Cuando oímos los  disparos, él exclamó mitad  en broma, mitad  en serio “Esto es la guerra”, yo con más miedo  y sin ninguna broma le grite” No digas eso ni en broma” le metí prisa para que me hiciera la cuenta, pague, recogí mi compra y subí a casa.

Llegue a casa con más miedo que vergüenza. Lo primero que hice fue llamar al sindicato, ya que en esas fechas era un miembro muy activo del mismo, para que me diera las directrices a seguir, me tranquilizaron, poco,  y me dijeron que esperará haber como se desarrollaban los acontecimientos.

El paso siguiente fue recopilar  para deshacerme de  toda la propaganda, documentos, periódicos y libros  que pudieran tachar de subversivos  y por lo tanto de dar con mis huesos en la trena.  Cuando tenía la mesa del comedor  hasta arriba de papeles y tramaba como podría hacer desaparecer la ingente cantidad  que aún tenía repartida por toda la casa,  fui consciente que estábamos en una “nueva era”, que todo estaba “informatizado”, y que con meter un nombre en un ordenador, saldría si pertenecías a un sindicato, si militabas en alguna organización política de izquierdas, o si eras miembro activo de alguna asociación vecinal. Pensé que en el momento que cruzarán esos datos  y  tu nombre saliera más de dos veces,( como era mi caso)ya la habías cagao.

Así que  recogí todo el papelerío, lo  volví a  colocar en su sitio y me  dispuse a esperar que llamaran a la puerta, preguntando por mi.

2 comentarios:

  1. Muy buena reflexión, para recordar estos 40 años que nos hemos echado encima.
    Espero no tener que volver a vivir una situación como la que vivimos aquel día.
    M.C.

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  2. Eso espero María, que no tengamos que vivir una situación igual, aunque todavía hay tipos que les gustaría cargarse a la mitad de sus compatriotas.
    Gracias por la visita y el comentario.

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