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miércoles, 9 de marzo de 2011

¡ME DA MIEDO

Hoy es el cumpleaños de una amiga, no quería este año, como muchos otros, recurrir al libro, ni al frasco de colonia( la palabra perfume me parece pedante)tuvo un pasado año duro y quería esmerarme, que sintiera que el regalo había sido elegido de una manera especial.Hoy cuando he comprobado, que nadie le había regalado esa falda vaquera que quería.Me he armado de valor, he reducido la siesta,y me ido a un centro comercial de nombre anglosajón.
Aclararé que es muy raro que visite las grandes superficies comerciales. Algún listo se preguntará donde compra la comida y como se viste.
La respuesta a la lo primero, hay mercados y tiendas de barrio estupendas, donde ya saben lo que comes, y por lo tanto lo que compras.
La ropa, la interior en unos establecimientos  en peligro de extinción llamados mercerías.
La ropa exterior, como todos los años tengo cumpleaños y además me porto bien, también tengo reyes, mis amigos y familia se encargan de vestirme y así siempre voy a la moda, en la actualidad voy a la moda de 2008.
Hecha esta aclaración, ahí me veis subiendo al autobús, en busca de la apreciada falda.
Ya en la tienda me cuesta un poco situarme, pero por fin doy con la planta, de ropa de Señoras, intento durante un tiempo encontrar la prenda yo sola. Al final logro superar, la sensación de autentica cateta, que tengo siempre que visito estos sitios y le pregunto a una dependienta:
-Querria una falda vaquera, para regalar más o menos de mi talla, pero no quiero gastarme mucho.
La chica amabilisima, me muestra una, precio 169 euros, la digo que es para regalo, pero que no quiero gastarme tanto, se dirige a otro estanteria y me enseña otra, bastante más barata, 129 euros.
Ahora ya no tengo la sensación de cateta, ahora se que soy una autentica cateta, y ellos tienen un morro que se lo pisan.
Insisto, en que quiero una falda, después de tres departamentos, al final, consigo una a un precio más o menos razonable, y con la garantía que si a mi amiga no le gusta le devolverán el dinero inmediatamente.
La visita al departamento de libros y música, merece otra entrada en el blog.
Acuciada por la hora, me dispongo a salir.
El año 1997 junto con dos amigos visite, Estados Unidos, una de las muchas ciudades donde estuvimos fue las Vegas. Por supuesto que entramos en los casinos.
Acceder a ellos es muy fácil, una vez dentro pierdes la noción de todo, no hay ventanas, no hay relojes, no hay espejos, no sabes si es de día o de noche.
Salir de ellos es díficil, hacerlo por la misma puerta por donde entraste , IMPOSIBLE.
El primer intento de salida del centro comercial fue relativamente bien, la pena es que apareci en el garaje  subterraneo y no sabía como escapar a pie entre tanto coche.
Volvi sobre mis pasos, tres paseillos por la planta, relativamente tranquila, hasta que hice una regresión a las Vegas, no había ventanas, no había relojes, no había espejos, en ese instante fue cuando, tuve un ataque de PANICO.
En los cuentos siempre aparece un principe salvador, y en este

también, con su carro de limpieza, viniendo a rescatarme y facilitandome  la escapada de esas mazmorras, donde pase tanto miedo.



























































































































































































































































































































































































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