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sábado, 5 de noviembre de 2011

Primera

Primera página.
5 de noviembre

 Me gusta mi horario de trabajo, o al menos la hora de entrada por la mañana.
A la hora, que  marcho a trabajar, es la misma que la de los niños del edificio.

Si madrugará más, me tendría que tragar el olor que impregnan la escalera, los más tempraneros. Yo tampoco me ducharía  por la mañana si tuviera que levantarme tan temprano.
Si entrará después,  tendría que soportar,  el olor a perfume dulzón, que dejan las personas que están cara al público, comerciales, dependientes etc, etc...

Los niños como mucho huelen a agua de colonia.
El ascensor de bajada no lo utilizo, la edad y los kilos, es la razón.
Así que como  resido en el último piso, coincido con los chavales mientras esperan el ascensor.
En el sexto vive Igor, creo que es adoptado, pues a su madre nunca le vi embarazada ni a él , de bebe.
 Debe tener unos diez años, es un chico afable.
 Si voy adelantada, además de saludarle, le hago alguna pregunta. Me gusta porque,  contesta con sinceridad y exactitud. En la época que le costaba hacer las tareas del colegio,- oía sus discusiones por el patio interior- me decía que es que le ponían muchos deberes.
Fue mejorando, y su respuesta era: ya mejor. Ahora saca unas notas excelentes, y me especifica la nota, un 9 en lenguaje, un 8 y medio en matemáticas.
Como decía, un chaval afable y simpático.

En el quinto viven dos hermanos, uno, adolescente, muy serio, en el sentido de formal, con el que apenas coincido, y Mario el más pequeño, que tendrá la misma edad que Igor el del sexto.
A Mario si le conozco desde que nació. Es un niño sonriente y cantarín, además no le da ninguna vergüenza hacerlo delante de nadie.  En sus diez años de vida sólo un día le he visto enfadado.

En el segundo, me encuentro con dos hermanas, ahora solo con la menor, la mayor ya va al instituto. Son las dormilonas del edificio, se suele acostar, más tarde que el resto. Les cuesta saludar, y la mayoría de las veces lo hacen como los adultos, perezosos, con un gruñido.

En el bajo, tenemos vecinos nuevos, son tres varones, también los más “jóvenes” Igor, juega con ellos en el pequeño parque que tenemos enfrente. Me resulto gracioso, escuchar: Mama, voy a buscar a los niños.
Esto es una página y también es para mi amiga.

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