He ganado peso y he perdido
fondo…
Por consejo de un amigo, ese mismo que se ha tragado todas mis “pájaras”
en los últimos tiempos – gracias por no dejarme tirada- .Solo le falto decir: estoy hasta los huevos de en las marchas hacer de coche escoba contigo. Así que pon un poquito de tu parte, rica.
Ahora que vas a
tener más tiempo, deberías caminar todos los días.
Así que sigo su consejo y…
Son las ocho y cuarto de la
mañana, salgo de casa a pelo: es decir sin bajarme ninguna aplicación al móvil, léase: podómetro, quema calorías, y
otras similares,- tampoco sabría hacerlo sin mi “coche escoba”.
No llevo las zapatillas último modelo, ni las camisetas
especiales que absorben el sudor, ni ninguna
otra indumentaria de última generación. Mi equipamiento es, en el que todavía
quepo, (menos mal que los pies no cambian de talla y puedo calzarme unas deportivas del siglo
pasado).
Una pequeña mochila con la cartera,
la bolsa de la compra – por los olvidos de última hora- y el móvil esto último
es importante, no vaya a ser que tenga un accidente “pierda el conocimiento” y no pueda llamar.
Con estos preámbulos, quiero
señalar la dicotomía que siempre me
asalta, entre no quedarme a tras en cuanto “las modernidades,”pero no dejar que
la “tecnología” se meta en mi vida de tal manera, que si un día me quedo sin
“batería” en el móvil o se va la
luz pueda seguir respirando.
Bajo andando, esto no es nuevo,
suelo prescindir del ascensor, en realidad solo para bajar, hay que coger fondo poco a poco y por
si se va la luz, que todo hay que decirlo.
¿La duración? Una hora
¿El itinerario? Alterno, es decir unos días en dirección sur y
otro norte, la realidad es unos días
dirección oeste y otro este, ¡ya me he vuelto hacer un lío! La realidad real es: uno día dirección Madrid
y otro dirección Guadalajara y que se
encargue el GPS (Gilipollas Pa que va a Ser) de calcular la ubicación exacta.
La idea, o sea – ya me salio la
vena pija- es ir subiendo el ritmo poco
a poco y llegar cada día un poco más lejos en esos sesenta minutos. Y es ahora
cuando aparece el dilema de verdad.
“El insólito peregrinaje de Harold Fry “¿y si
me sucede lo mismo? ¿Y si lo mió es un
no parar?
En fin son las ocho y cuarto de
la mañana, tengo que tomar una decisión:
¿Abandono el club de la lectura al
que me he apuntado? ¿O cuelgo definitivamente las zapatillas?
Mientras me lo pienso, tomo la
dirección de Guadalajara que es la que hoy toca.
��,Buena decisión,pero no creo que abandones la otra.
ResponderEliminarTienes razón María, la otra no creo que la abandone.
ResponderEliminarGracias por el comentario y besos
No te abandones, pero ten cuidado de no pasarte, que conozco una que anda que te anda apareció en la Almunia de Doña Godina, y se quedó allí hasta que fue a recogerla el coche escoba, u otro pringao.
ResponderEliminarNo te preocupes, lo más probable es que no llegue a que me pase.
EliminarGracias por el comentario
Buena decisión, pero no creas que en dos días vas a notar la diferencia. Como Alcalá es muy llano te recomiendo que tires para el chorrillo y subas y bajes a la Laboral un par de veces (por ahora) es la mayor pendiente que vas a encontrar en esa ciudad
ResponderEliminarAsí lo haré, y de paso a ver si se me pega algo de cultura de la laboral.
EliminarGracias por el comentario.
Muy importante ir descubriendo esos rincones donde sirven deliciosas tapas de panceta para prevenir y/o tratar los apechusques, que a ciertas edades nunca se sabe...
ResponderEliminarTú si que sabes jodio.Ya te tendré informado.
Eliminary Gracias por el comentario