Me desperté a las cinco de la
mañana, no me preocupó, como no me preocupa todos los cambios desde último mes en los biorritmos de sueño, comidas
etc. (Quizás debería hacérmelo mirar viendo los últimos acontecimientos).
Estoy intentado hacer en todo momento lo que
me pide el cuerpo, olvidándome, de horarios
sean estos del tipo que sea. Así que como decía:
Me levante encendí el ordenador y como cada domingo me dispuse a leer
la columna dominical de Rosa Montero, me extraño que no estuviera colgada en el
feis book, pero lo achaque que era muy temprano y como la periodista estaba
inmersa en la promoción de su nuevo
libro, pues lo colgaría más tarde…
Me preparé otro café, hice mis
ejercicios diarios ¿de?
Sí, me he inscrito en varias
disciplinas en la escuela de adultos (muy adultos diría yo) no desvelo cuales, por respeto a la intimidad de
mis profesores y compañeros ya que ellos no son culpables de que haya
conseguido plaza, bastante tienen con “sufrirme”.
También me apuntado a clases de
guitarra, y tengo que decir que gracias a mi y en solo tres clases conmigo, he
conseguido que mi profesor descubra su verdadera vocación y renuncie a actividades que hasta el día de
hoy él pensaba que le satisfacían; abandona la docencia definitivamente. Al hilo de estás
clases: Algunos de mis vecinos también
han descubierto que este barrio no les
gusta y se mudan.
Continuo… consigo bajarme una
aplicación al móvil – gracias a las clases en la escuela de adultos- es un podómetro, que te calcula los pasos,
los kilómetros que andas y las calorías que consumes. Estoy tan satisfecha de
mi logro, que me calzo mis zapatillas,
obvio ,- no me voy a poner las del vecino que se ha mudado- pongo en marcha el
artilugio y salgo a la calle, cuando
llevo como doscientos metros andados, -esto lo calculo a ojo de buen cubero-
miro el móvil y satisfecha compruebo que he consumido una caloría, con lo que
vario la ruta y a buen paso me dirijo a
la churrería, mientras espero mi turno, compruebo que he quemado tres calorías,
hago un calculo rápido de lo que consumiré en el camino de regreso y pido solo media docena de churros, debo ser
estricta con la alimentación no voy a tirar por la borda todo el esfuerzo hecho
hasta ahora.
Ya de camino a casa y con tres de las calorías recuperadas (no vaya a ser
que me dé una lipotimia) me interpela un viandante y me pide que le dé alguna
vianda - no me he podido resistir al juego de palabras- para desayunar .Sin
pensar demasiado en las consecuencias, le tiendo la bolsa con las tres calorías, él muy
impertinente arroja el envoltorio al suelo mientras masculla “pero que clase de
mierda es esta”.
No entendí nada su actitud (me sucede con bastante frecuencia últimamente
lo de no entender nada) pero como me considero una alumna aplicada me propuse
resolver todas “las incógnitas” como si fuera una ecuación.
Equis sería “Pero que clase de mierda es esta”
“El viandante”( le asigne la
letra Y) era en realidad, eso, un caminante, que estaba haciendo ejercicio una
mañana de domingo para ponerse en forma y mis churros eran autentico veneno,
para sus proyectos de ponerse cachas y sus arterias.
Y no la
primera impresión que a mi me había dado de ser un “futuryonqui” que volvía a casa después de una noche de sábado en la que había
hecho un “intensivo” para pasar a ser un
licenciado en la materia.
En esas elucubraciones andaba yo, asignando a
cada premisa una letra, a cada elemento un más o un menos, cambiándolos de
lugar y volviéndolos a cambiar.
Resumiendo: había creado un
teorema novísimo y derivado de este
mismo teorema, un problema del que los expertos tardarían siglos en resolver. Partiendo
de lo que yo ya me creía que eran auténticos
axiomas.
Ya había llegado a casa, con
cuatro o cinco calorías de menos y un tremendo dolor de cabeza, pero bastante
contenta pues si con unas pocas clases había sido capaz de crear un Teorema
nuevo,¿ que sería de la ciencia? Cuando concluyera
el curso.
En esas estaba cuando conecté la radio y un
locutor con un saludo, me echo por tierra mis axiomas y por lo tanto mi
TEOREMA.
- Bienvenidos y buen sábado veinticuatro
de noviembre.
Si quieres, y no te lo tomes como una indirecta o una afirmación tendenciosa del tipo: "tu manera de pretender coger forma es una p... mie..", te dejo una de mis bicis para que te subas la Cuesta de Zulema por la cara norte, la sur o la que te dé la gana unas ochocientas veces. Ya verás como luego puedes meterte al cuerpo todos los churros (y porras. Y lo de porra tampoco pretende ser una indirecta) que se te ponga en gana.
ResponderEliminarAtentamente, un toca pelotas.
Kike
Kike: ¿Como me voy a a tomar como indirecta o afirmación tendenciosas tus propuestas, de prestación de bici etc... lo unico que; En vez de bicis, dejame unas pelotas esas que tocas tan bien para que dandoles unas pataditas, me pueda meter entre pecho y espalda lo que me de la real sin miedo a engordar.
EliminarGracias por el comentario.