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domingo, 3 de marzo de 2019

Mis manos


 Este dedito mato un pajarito, este lo peló, este fue a por leña, este lo guiso,  y este pícaro gordo se lo comió.

De esta manera tan musical me cortaba, nos cortaba las uñas mi madre a mis hermanos y a mi. A ninguno nos gustaba que lo hiciera, pero ya se sabe que la música amansa a las fieras, y transformaba un hecho desagradable, en algo placentero, como solo saben hacerlo las manos amorosas de una madre.

 Después de este preámbulo, tengo que decir: a mi que el pícaro gordo se comiera el  pajarito, me parecía injusto, pero….

Transcurrieron los años y me convertí  en pianista…

No voy a contaros por todas las vicisitudes, que me han hecho pasar  los dedos;  el meñique me salio enclenque y por temporadas le tuve que dedicar más tiempo que a los demás. Al anular le tuve “que  atar en corto”  invadía el espacio del enclenque. He dicho que no voy a contar todas las vicisitudes por las que me han hecho pasar  estos “benditos”  dedos, y  no lo haré, pero…

Todos son apéndices míos, a todos los quiero por igual, todos me duelen lo mismo. Por eso cuando uno “se sale de madre” y rompe mi armonía, es como si me cortaran las uñas, pero sin música…


Esto va dedicado a mi hermana que ayer fue su cumpleaños y a Pilar Hernández que los cumple hoy.

 

 

 

 

 

 

 

 

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