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sábado, 21 de marzo de 2020

En el balneario.

 

Esto lo publiqué en abril de 2011, cuando acontecieron los hechos narrados.
 Ahora lo publico de nuevo, para que os echéis  unas risas.

A esos lugares no se debe ir sólo.

Los Reyes Magos, me habían regalado un circuito (Diamante) en un Spa. El regalo incluía  un masaje.
Como ninguna persona con las que había hablado, pudo acompañarme, y el bono estaba  apunto de caducar; tres meses después de la Epifanía por fin  marché a disfrutar  mi regalo.
El Domingo a las diez de la mañana me presente en el lugar.
En la recepción me preguntaron si era mi primera vez, respuesta afirmativa por mi parte.
Me indican un vestuario, para que me ponga el bañador. Salgo del habitáculo  con mi bañador puesto. El chico que me está guiando en mi recorrido ( no es cubano) primer engaño, aquí no voy a relataros las leyendas urbanas y rurales que hay sobre los masajes y los masajistas.
Me indica que voy hacer un primer recorrido, para activar la circulación, el recorrido son unos cuatro metros más o menos con el suelo de cantos rodados, en ambos laterales unos aspersores con agua fría, me obliga  a repetirlo dos veces, ya que según él,  lo hago demasiado deprisa.
Segundo paso, me introduce en una sala, con ¡un calor que te pasas! parecía una sauna, quince minutitos, todo lo dice en diminutivo, aún no sabía   porque, aunque más tarde lo comprendería..
Me obliga a ducharme, lo que llamó una ducha escocesa, por un momento creí que me habían regalado un curso de idioma, que si escocés, que si finlandes...
Después de eso, a otra sala donde también parecía una sauna del calor que hacía, otro cuartito de hora, y una ducha más, a esas alturas, ya no sabía de que nacionalidad era la ducha, ni yo misma. Por fin la piscina, (el no cubano,) me explica en que consiste, me dice palabras soeces, como abductores, gemelos, pectorales, escápulas y otras que no es que no me atreva a repetirlas, es que no me acuerdo.
La piscina estuvo bien, aunque no se puede nadar. ¡Para eso me estoy gastando el dinero en los cursillos de natación  a los que acudo dos veces por semanas.
Después  de asegurarme, era la  última ducha, el chico me  explica que; me va a realizar el masaje, me interroga sobre el tipo de masaje que deseo, menos mal que esto ya era en castellano.
Por dármelas de mujer moderna y entrenada, eligo  el deportivo. Tras lo cual me introduce en una sala, esta ya, a una temperatura soportable. Me dice que espere, que enseguida vuelve, a la vez que me entrega  un paquetito e indica que cambie el bañador por lo del paquetito y , me tumbe en la camilla que enseguida vuelve.
Abro el  paquete y  despliego su contenido para ver de que se trata, le dio una vuelta,  vuelvo a girarlo. Nada que no me aclaro. Después de la enésima vuelta. Por las dos "cazuelas" y las  tiritas, deduzco que se trata de un sujetador. No creaís que me resulto nada fácil ponérmelo. Lo conseguí, justo cuando el masajista llamo  a la puerta y preguntó si podía pasar. Le dí mi beneplácito a la vez que colocada frente a él, pregunté: ¿ Esto es un sujetador?
¿Sabéis' lo que me contesto ¡El muy  descarado!
No,  señora no es un sujetador, es un tanguita.
El no se pudo reir abiertamente, ya que yo estaba delante, y yo tampoco pues aún no había la suficiente intimidad entre nosotros.
Lo que si pensé una vez abandonado "el balneario" es: a esos sitios se debe ir acompañado de alguien de confianza,  para poder echarte unas risas
 









6 comentarios:

  1. Pura lo que para ti era un tanga de pecho, para otras (y no miro a nadie) seguro que con una de las dos tiritas le sobraria para los dos pechos. Todo es relativo.
    Pero lo que sin lugar a dudas es verdad ,es que me hubiese encantado estar alli, para haberme reido un buen rato.
    M.J.C.

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  2. DEspués de mucho tiempo pase por el Sap y desgraciadamente vi que estaba cerrado,¡ Que pena! con lo bien que me lo pase.

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  3. Los balnearios, esos sitios maravillosos...

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  4. Respuestas
    1. ¡Que va! Eso si yo creo que aun diez años despúes debe seguir contandolo, y echandose unas risas.
      Besos Amador.

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