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viernes, 6 de marzo de 2020

¡ Hala que tetas!


¡ Hala que tetas!

         Este “piropo” es sin duda el que mas me hería  y,  del que me cuidaba mucho de comentar con mis amigas. Cuando ellas relataban las barbaridades que les decían. Al igual, que yo ocultaba. Cuando hablábamos de  las distintas técnicas para evitar el sobo en el metro o autobús.  A mi me daba una vergüenza horrible, reconocer que  a mi también me pasaba. Cuando esto ocurría,  me sentía culpable, agachaba la cabeza y me alejaba como buenamente podía del baboso de turno.

         Caminaba encorvada, tenía muchos complejos, sobre todo de tener mucho pecho, de ahí que fuera el piropo que más daño me hacía. Nunca me ha gustado, que un desconocido o a veces ,conocido, me dé su opinión sobre mi físico, es más, siempre me he sentido agredida, mal... No voy a ir más lejos y contar las veces que en el trabajo han intentado meterme mano.
         Afortunadamente hoy estoy rodeada de varones, a los que “el piropo” en si mismo, (sea del tipo que sea) les parece soez, de “gentes sin civilizar “una agresión hacía la mujer.
Pero todavía hoy, hay varones, que en cuanto tienen la minima oportunidad, te lanzan un requiebro... sobre todo si están con otros hombres. Una forma de demostrar lo macho que son aunque sea  a costa de agredir. Si, yo me siento agredida, me siento mal. Para mi no es un halago es una agresión, es más me dan unas ganas de volverme y…

         Mientras no eduquemos en la igualdad, y siga habiendo, gente soez, sin civilizar y,  que en nombre de la galantería, o cualquier otro tipo de adjetivo, se atribuyan el derecho de hacer juicios de valor y opinar sobre las mujeres, que tienen la desgracia de cruzarse en su camino.  Y por otro lado solo entienden del  “palo y tente tieso”.

 Pues a legislar... Para que la ley les  prohíba, lo que el sentido común, y la empatía no debiera permitirles hacer.

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