Es posible que
cuando cuente lo que me acaba de suceder, más de uno piense que es fruto de mi
imaginación calenturienta, y que la reclusión ya ha empezado a afectar a mis
meninges, pero...
Me he despertado a la hora
habitual en este primer día de confinamiento. Y siguiendo las directrices y
consejos de las autoridades, y expertos sanitarios, es decir; mantener las
rutinas habituales dentro de lo posible, y por supuesto siguiendo las normas
que conlleva el estado de alarma que se decreto ayer. Por eso antes incluso de
encender el móvil. Aquí tengo que decir que: he optado por apagarlo cuando me
voy a dormir. Porque esta batalla que se esta librando, por ver quien es el
primero, que saca un chiste, (algunos realmente muy ingeniosos). Inventa o
reenvía un bulo y, éste se hace viral (como si no tuviéramos bastante con el
CODVI 19). O se difunde por todo el orbe, cualquier gesto o consigna solidaria
con los muchos colectivos, que están trabajando
para menguar y parar esta plaga. Este chorreo de Wasap, me agota, a mí a la vez
que a la batería del teléfono.
Esto que voy a decir ahora, no
iba aquí, pero las circunstancias me obligan.
¡No me mandéis
más enlaces! para: ver películas, museos, juegos de mesa, leer libros y,
cientos de actividades, para no agobiarme en casa. Los que me agobiáis sois
vosotros. No me llega el cuerpo para, ver, leer y hacer todas esas actividades Y
que os quede claro que tampoco voy hacer limpieza general en casa, aunque le
haga mucha falta.
Dicho esto, continúo... Veremos
si el pitido del móvil me permite contar lo que me sucedió esta mañana, me
tiene los nervios rotos ese sonido. Claro que también podría apagarlo…
A lo que iba. Lo primero que hago
nada más levantarme es: lavarme las manos, antes y después de hacer pis. Dar
por sentado que de la forma y manera que se nos está aconsejando. De vez en
cuando conecto la radio y el televisor siempre luego de encender el móvil y ver
que mientras dormía, han entrado 183 mensajes y eso que solo estoy en cuatro
grupos de Whaptsapp. La radio y la televisión la enciendo además de para estar
entretenida por si ya puedo, cepillarme los dientes y ducharme. Sinceramente
creo que ya me va haciendo falta, y digo más. Si en el transcurso de la jornada
de hoy, no nos dan directrices sobre este asunto, me saltaré a la torera el estado de alarma y, me ducharé, lavaré el
pelo y cepillaré los dientes. Puestos a saltarnos las normas, me las salto
todas y como me sienta un poco más “rebelde” de lo normal; me corto uñas de
pies y manos. Una es obediente pero hasta cierto punto.
Siguiendo con la rutina
aconsejada, estaba preparándome café, (previamente me he vuelto a lavar las
manos) cuando han llamado a mi puerta, Por la hora y siendo domingo, creí que
se trataba de Testigos de Jehová. En los pocos segundos que he tardado en poner
el ojo en la mirilla y preguntar ¿Quién es?. He tenido toda clase de
pensamientos negativos hacía ellos, los testigos me refiero, del tipo: que
pesaos, que insolidarios, no se enteran de nada...
No, no eran ellos. Se trataba del
vecino "raro" que habita en todos los portales.
No sé si voy a ser capaz de describir
al tipo en cuestión y el dialogo, un poco o bastante surrealista- pienso yo.-
que hemos mantenido eso si, con la puerta cerrada como medida de profilaxis
contra el maldito virus.
Ignoro en que planta vive, pero alguna vez que
otra he coincidido en el portal con él. Es un señor de mediana edad, me refiero
que debe estar entre los cincuenta y los
setenta años. Es de esas personas que siempre parece que están pensando en las
musarañas, como si viviera en otro mundo. Entre los vecinos tiene fama de raro,
no sabría decir exactamente porque, pero
tiene esa fama y no seré yo quién siendo la cotilla del ático, desmienta o
quite baldón a nadie. Poner si, pero quitar motes o famas eso de ninguna de las maneras.
Bueno el
dialogo ha sido el siguiente:
Buenos días, soy un vecino del edificio, comprendo perfectamente que no
me habrá la puerta, pero verá, me acabo de enterar, que permanecerán cerradas
al menos quince días y la verdad me ha pillado totalmente desabastecido. Por
supuesto que se lo devolveré lo antes posible, y los trataré con un cuidado
exquisito, pero para mí estos quince días pueden ser una autentica tortura sin ellos.
Llegados a
este punto, pensé; como sea papel higiénico más de dos rollos no le doy y, bastante me importa a mí como se limpie el culo el buen señor. Además de no creer, que exista una manera exquisita de
limpiárselo.
Dada la
situación absurda y el tema escatológico que estábamos tocando, a voz en grito, - a este paso el título de
cotilla, me lo podía arrebatar
hasta el vecino de la planta baja-. Abrí la puerta, dando un paso a tras y
haciendo un gesto inequívoco con la mano, para que guardara al menos el metro de distancia reglamentario.
Pues no, no
quería papel higiénico, ni leche, ni azúcar, ni nada parecido.
Trastabillándose
me explico; no tenía celular – de dónde habría
sacado ese termino- . Ni tampoco
acceso a Internet. Añadió: se encontraba en una situación económica difícil y
que al cerrar las bibliotecas sin previo aviso… Debió ser el único que no se
entero y que además le importará que esto ocurriera, pensé con un poquito de
mala leche.
” El raro” quería libros, o a falta de
ellos, cualquier material de lectura que pudiera llevarse a la boca, hasta
que reabrieran las bibliotecas.
Sin duda hay
gente para todo y yo me atrevería a decir, que no sé, hasta que punto estos
especimenes pueden llegar a ser " contagiosos" y o peligrosos.
Mañana más.
MUY BUENO.
ResponderEliminarGracias, me alegro te guste
EliminarPues le podías haber dejado un libro. Total, sabes donde vive... aunque... Le preguntaste si tenía papel higiénico en casa, porque si no tenía y va a tu casa a pedirte un libro es para sospechar.
ResponderEliminarJe,je,Je, ¡Que gracioso eres E:J. de Lara. No creo que esos" raros", usen la literatura, para los menesteres que tu tan "ingeniosamente" sospechas. Saludos y gracias por el comentario.
EliminarVan a ser unos dias extraños, si...
ResponderEliminarConfiemos en que este porvenir de dias extraños, nos mejore como individuos. Gracias por la visita y muchos besos de estos que solo nos infectan de cariño.
EliminarInsólito. Yo le hubiera dejado un ejemplar que tengo de "Guerra y paz". Con eso pasa tres cuarentenas. Lo del móvil es demencial, no puedo con él. Al menos por esta vía veo que estás perfectamente. Ahora toca cuidarse, tener precaución y leer mucho, como tu vecino, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo del móvil como tu bien dices es demencial. Mañana creo que lo voy a desconectar en cuanto salude a mi familia y amigos y les diga que estoy bien. Gracias por el comentario y cuidate mucho tu y tu familia.
EliminarUn abrazo.