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miércoles, 13 de abril de 2011

Otro punto de vista

Tengo un amigo, no diré su nombre, pero si que en andaluz significa trabajo.
Entre muchas de sus virtudes, figura,la de ver las cosas desde un ángulo que la mayoría, no lo hacemos.
Esto me ha sucedido a mi a propósito, de la proposición, valga la redundancia, de los eurodiputados de no querer viajar en clase turista.
Los entiendo perfectamente, si accedieran.
Tendrían que esperar, lo que esperamos los paganinis,para facturar, pagar los excesos de equipaje, que parece que llevemos oro en paño de lo que nos cobran.
Lo de los registros, y limitaciones de líquidos en fin será seguridad, pero creo que tienen bastante morro.
Los retrasos,  y anulaciones de vuelos sin ningún tipo de  información.
El trato y el espacio dentro de las aeronaves, que es humillante.
Mido un metro cincuenta y cinco centimetros, peso cincuenta kilos.
Y en los aviones me veo gorda y enorme.
Lo único que parece viajar, barato y a una velocidad de vértigo son las maletas.
Pagas por ir de Madrid a Barcelona, y tus maletas pueden ir a Singapur, pasando por Nueva York, no me extraña que cuando después de un mes "aterricen en Madrid" esten para tirarlas a la basura (lo de dentró en una de las escalas ya lo ha tirado alguien).
 Al grano que me pierdo.
Si viajaran en clase turista, como representantes de los contribuyente, se verían en la obligación de acabar con tanto atropello.
Pues de lo contrario, les daríamos una pata en el trasero, para que regresarán a sus casas sin coste alguno.





2 comentarios:

  1. ¡Qué difícil es bajarse del jamelgo una vez montado en él y volver a mancharse los pies de barro como los mortales que nos auparon! ¡Qué imprescindibles nos creemos en la cima que una vez logramos, tan lejos de nuestros orígenes, tan pagados de nosotros mismos que se nos olvida que casi siempre fue la casualidad la que nos llevo a aquel puesto para el que fuimos elegidos, más por pasar por allí que por ser deslumbrántemente necesarios!
    Me parecen bien que nuestros representantes tengan unas más que óptimas condiciones de trabajo, pero los gestos y las renuncias a los desorbitados privilegios que se han ido acrecentando, son indicativos también de su calidad humana, y más en estos tiempos.
    Entiendo las resistencias a perder privilegios de algunos diputados que uno identificaría con la derecha, acostumbrados, supongo, a vivir entre almohadones, pero entiendo más aún el de esos diputados de izquierda o de cuna modesta, al fin y al cabo están viviendo lo que siempre soñaron, ocupan un lugar más elevado del que nunca soñaron en el escalafón social, por eso se olvidan de lo que un día pensaron, de aquello por lo que un día lucharon. Lo entiendo, al fin y al cabo es muy humano: son egoístas y arribistas. Una vez pensamos que la política es en si una noble tarea, y que ser de izquierdas era sinónimo de solidaridad y de honradez. Tal vez es que ya no sabemos por donde nos andamos, ni ellos, ni nosotros.
    Lo más preocupante es pensar que será difícil recuperar de nuevo todos esos valores, y si no es así, ya sabemos quienes serán los que se lleven el gato al agua: los que se creen con derecho al privilegio sin complejos.

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  2. No se porque ha salido como anónimo el comentario anterior del jamelgo, pero ahora mismo lo reivindico. Espero que disfrutes estos días, y también que descanses, o lo uno o lo otro, en fin, lo que tu quieras y puedas.
    Un beso
    Miguel

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